La vida, en un sentido superficial, nos lleva por caminos extraños, confusos y difíciles, en muchos casos. En otros, nos deja llanear dulcemente por una recta ladeada de olmos, en un claro atardecer de octubre.
La dirección de nuestra vida es sin duda la suma de las cosas que podemos y que no podemos elegir. Muchas veces podemos elegir, pero otras veces no, hay cosas que son como son y no podemos cambiarlas.
Podemos sentirnos inútiles por haber elegido mal, pero sin duda duele más cuando no puedes elegir.